Aseguran los Concejales
El segundo problema de salud pública en las ciudades del mundo, según la Organización Mundial de la Salud, es la contaminación por ruido, y Medellín no es ajena a esta problemática, somos una ciudad con cultura del ruido; así lo aseguró el concejal Daniel Carvalho Mejía, citante del debate que hizo seguimiento a las estrategias de control del ruido y contaminación auditiva en Medellín.
Durante su intervención, el Concejal expuso que de acuerdo con la Encuesta de Percepción Ciudadana 2012-2016, el ruido es la tercera preocupación ambiental de los ciudadanos; asimismo, el mapa de ruido del año 2014 indica que el 54 por ciento de la población se ve afectada en las noches por sonidos que se mueven entre los 55 y 65 decibeles y un 4 por ciento de la población por sonidos de 75 decibeles.
Para combatir esta problemática, el Corporado propone una serie de acciones que incluyen principalmente mejorar la gobernanza atacando este problema desde la articulación institucional en la cual se definan los roles y el presupuesto de cada uno, actualizar el plan de descontaminación con objetivos de corto, mediano y largo plazo para reducir los niveles de ruido; y realizar la actualización del mapa de ruido anualmente, establecer un sistema de monitoreo y alerta más denso como el Siata.
Igualmente, fortalecer las autoridades para hacer cumplir la normatividad existente, crear zonas públicas calmadas en la ciudad donde se pueda disfrutar y descansar con buena calidad de aire y ruido; diseñar instrumentos para restringir y regular el ruido en fuentes móviles y establecer el Día del Silencio en el cual se reflexione sobre los efectos del ruido y las bondades de una ciudad calmada.
Al respecto, la concejal Aura Marleny Arcila Giraldo, del Partido Liberal, segunda bancada citante, aseguró que el ruido es un problema de salud pública, de cultura y gobernanza; que requiere mayor presupuesto para atacar efectivamente esta problemática.
Los ciudadanos más agobiados por el ruido son aquellos que viven en las áreas y corredores de actividad múltiple, establecidos en el Plan de Ordenamiento Territorial, en el cual se determinó la creación de centralidades zonales que permitan la existencia de múltiples servicios en cercanías de los usos residenciales. La expansión de zonas con media y alta mixtura han exacerbado los conflictos por los usos, en muchos la ciudad planeada no coincide con la ciudad real, manifestó la concejal Arcila Giraldo.
La Corporada manifestó que para mejorar la contaminación por ruido se debe realizar control ambiental a las zonas de uso múltiple basados en componentes de monitoreo, participación y socialización, y mitigación; y revisar el cumplimiento de los pactos y los mecanismos de articulación con la ciudadanía.
Acto seguido, el concejal Ramón Emilio Acevedo Cardona, del Partido de la U, tercera bancada citante, explicó los impactos del ruido en la salud física y mental, sobretodo para las personas que viven cerca de zonas de alto tráfico quienes tienen mayor posibilidad de perder la audición.
En temas de salud mental, existen evidencias disponibles de que el ruido afecta la salud mental y general de las personas desde el punto de vista psicológico y orgánico, especialmente cuando el ruido se presenta en la noche e interrumpe los procesos y la calidad del sueño, por ende, las funciones propias que se realizan mientras el cuerpo descansa acarreando graves consecuencias de aprendizaje, concentración, mayor irritabilidad, desempeño académico, resolución de conflictos, entre otras, aseveró Acevedo Cardona.
Concejales que tomaron la palabra durante el debate aseguraron que el ruido sí es un problema grave de salud pública que afecta la salud de las comunidades en los barrios, pidieron fortalecer el cumplimiento de la norma y el Código de Policía en los territorios y un informe a la Secretaría de Salud por comunas de los sectores que más quejas generan por causa del exceso del ruido; también controlar la expedición de los permisos para los establecimientos públicos, en especial las discotecas.
De la misma forma, llamaron la atención sobre las competencias de las entidades municipales para imponer controles a la insonorización de los establecimientos públicos, afirman que sí existen las herramientas jurídicas, constitucionales y legales para tomar medidas que afectan la calidad de vida y la salud de los habitantes de Medellín.
El director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, Eugenio Prieto Soto, invitó a las entidades de la Administración Municipal presentes en el recinto y competentes en el tema para trabajar articulados el Plan Metropolitano de Gestión y Control del Ruido, aunando esfuerzos en clave como el Código de Policía y el ruido en establecimientos públicos. Puntualizó que, el Mapa de Ruido Ambiental de 2014 concluyó que el mayor impacto sonoro proviene de los aportes de fuentes móviles y establecimientos abiertos al público.
La secretaria de Salud, Claudia Helena Arenas, afirmó que desde su dependencia se realizan acciones educativas, de sensibilización, educación y comunicación a la comunidad en temas de contaminación auditiva, en el año 2017 se ejecutaron 10.714 en diferentes lugares de la ciudad y en lo corrido de 2018 van 6.433 personas sensibilizadas en centros comerciales, eventos, parques y establecimientos nocturnos.